BIOGRAFIA

Manolo García es de esos tipos a los que el arte se les cae de los bolsillos. Su talento se intuye inagotable, desgranado tema a tema, disco a disco, a lo largo de una carrera que comenzó cuatro décadas atrás, cuando una grabación con Sergio Makaroff dio lugar a Los Rápidos, y que continúa deleitándonos con joyas como las que estrena en este 2022 que le contempla como protagonista. Las canciones le brotan con el marchamo de clásicos, y él las defiende con las mejores cualidades de la música española. Desde siempre la raíz hispana y la altura poética de sus textos definieron la carrera de un artista especial

Manolo García cosechó el aplauso sincero de la crítica y del público con aquella banda iniciática y después con Quimi Portet en Los Burros y El Último de la Fila. Si alguien pensaba que con El Último estaba todo dicho, no era consciente de la capacidad de Manolo García para deslumbrar con composiciones y álbumes: era 1998 y empezaba una carrera en solitario que le ha encumbrado a la altura de las mejores leyendas de nuestro pop.

Se abre el cofre de su imaginación y surgen tesoros en forma de canción. Música sin artificios, pop brillante y contagioso, optimismo a raudales, composiciones que parece que hubiesen existido toda la vida, pero que solo él ha sabido atrapar. Así se forja una trayectoria libre y alejada de lo convencional, a pesar de la enorme trascendencia mediática de su obra, sus decenas de Discos de Platino y los millones de ejemplares vendidos.

Artista pluridisciplinar, el arte de Manolo García no es exclusivamente musical. Es escritor, pintor, fotógrafo… Ha publicado libros de pintura y fotografía como De arrebatadora vida (1992)Vacaciones de mí mismo (2004). Ha expuesto en repetidas ocasiones su obra gráfica y se puso detrás de la cámara para dirigir sus propios videoclips. Inquieto como pocos, ha aprovechado el tiempo transcurrido desde el álbum Geometría del rayo (2017) para regresar a la literatura con su cuidada y personal poesía. Lo hizo con El fin del principio, un discurso de vida, amor y posicionamiento con forma de poemario.

Así es Manolo García, que se refugia en la literatura cuando venía de cosechar nada menos que un Grammy Latino, el del Mejor Álbum de Pop Rock del año, con ese Geometría del rayo con aroma a pop vigoroso y directo. Fue el autorretrato de un artista que se define como de fondo y forma, real, “de los que son y están entre nosotros”. Hecho para los que no se quieren conformar con la cultura del entretenimiento fácil de nuestro tiempo.

Pero su carrera en solitario había empezado 20 años y seis discos antes. Se aproximaba el cambio de siglo y Manolo García quería cambiar también de planteamiento. Nada de bandas como en su juventud, ni siquiera de proyectos bicéfalos como El Último de la Fila. Así surgió Arena en los bolsillos, un bombazo que fue número uno desde la primera semana y que vendió más de 900.000 copias. Su repertorio iba del pop melódico más intimista hasta el rock and roll de sus inicios. Inolvidables algunos temas como Pájaros de barro, A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando o Como quien da un refresco. Le llovieron galardones, como el Ondas o los recibidos en los Premios de la Música.

Descansó dos años y volvió en 2001 con Nunca el tiempo es perdido: 13 canciones pop con un toque más intimista y mayor protagonismo de violines y elementos acústicos. Otra vez número uno y otra vez cientos de miles de copia vendidas, y también de nuevo una gira que sumó nada menos que 72 conciertos durante cinco meses y medio millón de asistentes.

Fue en 2004 cuando regresó Manolo con Para que no se duerman mis sentidos, ahora con ciertas reminiscencias de músicas de otras latitudes, pero líder en ventas como es costumbre, igual que se dejaría llevar por los sonidos mediterráneos en su cuarto álbum, Saldremos a la lluvia 2008), grabado en Creta. Su álbum menos eléctrico y más sereno, fue la antesala de Los días intactos (2011), uno de sus proyectos más ambiciosos, acompañado de un libro que recogía escritos y dibujos y la inauguración de una exposición de pinturas.

En los últimos años, Manolo volvió a los inicios y a las guitarras rockeras con Todo es ahora (2014), uno de los álbumes más vendidos en España en el año de su publicación, y ya en 2018 con Geometría del rayo, que fue ni más ni menos que lo que se puede esperar de toda una leyenda del rock nacional. En esta ocasión con un sonido quizás más clásico, pero siempre generoso en matices. El Latin Grammy que recogió en noviembre de aquel año define a la perfección la explosión de talento de aquel trabajo.

Así, a través de sus discos, sus libros y sus exposiciones, se define un Manolo García que defiende en lo musical sus raíces sureñas y mediterráneas, de giro aflamencado, pero con la fuerza y la energía del rock de a pie de calle. Siempre comprometido, las letras de sus canciones refuerzan valores y ofrecen lecturas abiertas. Manolo es un narrador de historias cotidianas que ha sido capaz de atraer a un público masivo y romper fronteras sin caer en la tentación del dogma. Esa conexión con su público se materializa no solo a través de sus álbumes, siempre celebrados, sino sobre todo mediante el contacto de sus directos, con extensas giras marcadas por su proverbial entrega y una energía y un poder de comunicación excepcionales.

Discografía en solitario:

  • Arena en los bolsillos (1998)
  • Nunca el tiempo es perdido (2001)
  • Para que no se duerman mis sentidos (2004)
  • Saldremos a la lluvia (2008)
  • Los días intactos (2011)
  • Todo es ahora (2014)
  • Geometría del rayo (2018)